DIARIO EL PROFETA
(ADELANTO DE JK ROWLING)
A continuación el texto completo escrito por JK Rowling, que
también puedes leer directamente en el Diario el Profeta:
Por Rita Skeeter, corresponsal de cotilleos de El Profeta
Los famosos pueden ser de muchas categorías. En
este estadio en el desierto de la Patagonia hemos visto bastantes caras
conocidas del mundo mágico (ministros, presidentes, la cantante Celestina
Warbeck o el polémico grupo mágico norteamericano Las Snitches de Alas Dobladas).
Todos ellos han provocado un gran revuelo entre los espectadores, con más de
uno peleándose por conseguir un autógrafo e incluso lanzando hechizos de puente
para llegar a las tribunas reservadas.
Pero cuando por el camping se corrió la voz de
que cierta pandilla de infames magos (ya han dejado atrás la juventud de su
apogeo, pero siguen siendo reconocibles) había llegado para presenciar la
final, el alboroto fue ya mayúsculo. La muchedumbre salió en estampida
llevándose por delante tiendas de campaña y niños pequeños. Admiradores de todo
el mundo corrieron hacia la zona en la que supuestamente se encontraban los
miembros del Ejército de Dumbledore, desesperados por ver, aunque solo fuese
fugazmente, al hombre que aún llaman el Elegido.
La familia Potter y los demás miembros del
Ejército de Dumbledore se encuentran alojados en la sección VIP del camping,
una zona protegida por fuertes encantamientos y vigilada por hechiceros de
seguridad. Su presencia ha atraído a la zona acordonada a una multitud de
admiradores y curiosos, todos esperando atisbar a sus héroes. Sus deseos se
cumplieron a las tres de la tarde del día de hoy, cuando Potter llevó a sus dos
hijos James y Albus, acompañado por una estridente algarabía, a visitar las
instalaciones de los jugadores, donde les presentó al buscador búlgaro Viktor
Krum.
El famoso auror está a punto de cumplir los 34,
y alguna que otra cana se deja ya entrever, pero sigue llevando unas
inconfundibles gafas redondas que, más de uno estará de acuerdo, son más
propias de un adolescente carente de estilo. La famosa cicatriz en forma de
rayo tiene compañía: Potter luce un feo corte en la mejilla derecha. Al
preguntar por el origen de esa herida, el Ministerio de Magia ha respondido con
su habitual impasibilidad: “Como ya le hemos dicho al menos 514 veces, no
facilitamos información del trabajo supersecreto del departamento de aurores,
señorita Skeeter”. ¿Qué quieren ocultar? ¿Acaso está el Elegido envuelto en un
nuevo misterio que, el día más inesperado, nos arrastrará a una nueva era de
terror y caos?
¿O tendrá su lesión un origen más humilde, uno
que Potter quiera ocultar a toda costa? ¿Le habrá echado un maleficio su mujer?
¿Se estará empezando a resquebrajar una unión que quizá no sea tan feliz como
los Potter nos quieren vender? ¿Será por eso que su mujer Ginevra no ha dudado
ni un segundo antes de venir a cubrir los mundiales y dejar a su marido e hijos
en Londres? Aún está por ver si realmente era la reportera más adecuada para la
Copa del Mundo de quidditch, pero, para qué engañarnos, cuando te apellidas
Potter las puertas se abren de par en par, las federaciones deportivas
internacionales te hacen reverencias y los editores de El Profeta te ofrecen
los trabajos más codiciados.
Como recordarán sus más fervientes admiradores,
Potter y Krum se enfrentaron en el polémico Torneo de los tres magos, pero, a
la vista de su abrazo, parece ser que no se guardan ningún rencor. (¿Qué pasó
realmente en aquel laberinto? Dudo que la efusividad de su saludo ponga fin a
las conjeturas). Tras charlar durante una media hora, Potter y sus hijos
regresaron al camping donde se reunieron con el resto del Ejército de
Dumbledore hasta altas horas de la madrugada.
Junto a la tienda de Harry se alojan sus amigos
más cercanos, aquellos que saben todo sobre él y aun así siempre han rehusado
hablar con la prensa. ¿Tienen miedo de él o de que acaben por filtrarse sus
propios secretos, enturbiando el mito de la derrota de
El-que-no-debe-ser-nombrado? Ahora casados, Ronald Weasley y Hermione Granger
estuvieron al lado de Potter en todo momento. Al igual que el resto del
Ejército de Dumbledore, lucharon en la Batalla de Hogwarts y sin lugar a dudas
se merecen la montaña de elogios y premios por su valentía que la comunidad
mágica, tan agradecida, no deja de otorgarles.
Poco después de la batalla, Weasley, cuyo famoso
pelo rojo parece estar clareando, comenzó a trabajar en el Ministerio de Magia
junto a Potter, pero abandonó el puesto solo dos años después para codirigir el
exitoso imperio de bromas mágicas Sortilegios Weasley. ¿Realmente estaba, como
dijo en su momento, “encantado de ayudar a mi hermano George con un negocio que
siempre me ha fascinado”? ¿Es que estaba cansado de ser la sombra de Potter? ¿O
puede que el trabajo en el departamentos de aurores era demasiado para un
hombre que en su día admitió que destruir los Horrocruxes de
El-que-no-puede-ser-nombrado le “había pasado factura”? Desde lejos no parece
mostrar indicios de enfermedad mental alguna, pero al público no se le permite
acercarse lo suficiente como para evaluarlo con precisión. ¿No es sospechoso?
Hermione Granger, por supuesto, siempre fue la
femme fatale del grupo. Algunos artículos de la época revelaron que de
adolescente jugó con los sentimientos del joven Potter antes de dejarse seducir
por el musculitos Viktor Krum, aunque finalmente se decidió por el fiel secuaz
de Potter. Tras ascender en muy poco tiempo a subdirectora del Departamento de
Seguridad Mágica, está a punto de trepar aún más dentro del Ministerio. Además
es madre de un niño, Hugo, y una niña, Rose. ¿Es Hermione Granger la prueba de
que una bruja sí puede tenerlo todo? (No, solo hay que ver su pelo).
Y luego están esos miembros del Ejército de
Dumbledore que reciben mucha menos atención que Potter, Weasley y Granger
(¿Tendrán envidia? Seguramente). Neville Longbottom, quien ahora enseña
Herbología en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y es muy querido entre
sus alumnos, ha venido a Patagonia con su mujer Hannah. Hasta hace muy poco
vivían encima del Caldero Chorreante, en Londres, pero se rumorea que Hannah se
ha reciclado en curandera y va a solicitar el puesto de enfermera de Hogwarts.
Las malas lenguas dicen que tanto a ella como a su marido les gusta el whisky
envejecido de Ogden más de lo que uno espera de los profesores de nuestros
hijos, pero desde aquí queremos desearle mucha suerte con su solicitud.
La última cabecilla del Ejército de Dumbledore
es, por supuesto, Luna Lovegood (casada con Rolf Scamander, el apuesto nieto
del famoso magizoólogo Newt). Sigue siendo tan excéntrica como adorable y,
según parece, se ha paseado por la sección VIP vestida con las banderas de los
dieciséis países de la eliminatoria. Sus gemelos están “en casa con el abuelo”.
¿Será un eufemismo para “demasiado trastornados para ser vistos en público”?
Sería despiadado sugerirlo.
Algún que otro miembro del Ejército está también
por aquí, pero son estos seis los que más miradas atraen. Podemos deducir que
todas las cabezas pelirrojas que vemos pertenecen a un Weasley, pero resulta
difícil distinguir entre George (el millonario codirector de Sortilegios
Weasley), Charlie (domador de dragones, aún soltero, ¿por qué?) o Percy
(Director del Departamento de Transportes Mágicos, ¡es su culpa si hay atascos
en la Red Flu!). Al único al que podemos reconocer fácilmente es a Bill quien,
pobrecillo, resultó gravemente herido tras toparse con un hombre lobo y aún así
(¿Un hechizo? ¿Un filtro amoroso? ¿Chantaje? ¿Secuestro?) se casó con la
hermosa (aunque, seguramente, algo cabeza hueca) Fleur Delacour.
Por lo que hemos oído, en la final veremos a
estos y otros miembros del Ejército de Dumbledore en las tribunas VIP,
sumándose a la pompa y teatralidad de este acontecimiento. Esperemos que el
comportamiento de dos de los miembros más jóvenes de su cohorte no ensombrezca
su presencia y desacredite a aquellos que en el pasado hicieron honor a su
nombre de magos.
Detesto invadir la privacidad de los más
jóvenes, pero pertenecer al círculo de amigos y familiares de Harry Potter, y
aprovecharse de su amistad, tiene un precio. Sin lugar a dudas, a Potter no le
gustará saber que el comportamiento de su ahijado Teddy Lupin —un semihombre
lobo de dieciséis años con el pelo azul eléctrico—, desde que llegó al camping
VIP es impropio de un miembro de la realeza mágica. ¿Es pedir demasiado que el
ajetreado Potter tenga atado en corto a este chico asilvestrado? Sus padres al
morir confiaron en que Potter cuidaría de él, pero me entran escalofríos solo
de pensar en lo que se puede convertir el joven Lupin si no se le pone freno
con urgencia. Mientras tanto, al señor y a la señora Bill Weasley les gustará
saber que su hermosa y rubia hija Victoire parece sentir una atracción por los
rincones oscuros que frecuenta Teddy Lupin. La buena noticia es que ambos
parecen haber inventado un método para respirar por las orejas. Gracias a ello,
han podido sobrevivir a unas sesiones prolongadísimas de lo que en mi juventud
llamábamos “darse el lote”.
INFORMES:
Pero seamos clementes. Harry Potter y su cohorte
nunca dijeron que eran perfectos. Y a todos aquellos que quieran saber
exactamente cuáles son sus imperfecciones, les remito a mi nueva biografía: “El
Ejército de Dumbledore: Los trapos sucios tras la batalla”, que se podrá
adquirir en Flourish y Blotts a partir del 31 de julio.
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