Trilogía El Rapto de la Bella Durmiente
Autor:
Anne Rice
Libro: 1 al 3
#1. El Rapto de la Bella Durmiente.
Tras cien años de sueño profundo, la Bella
Durmiente abrió los ojos al recibir el beso del príncipe. Se despertó
completamente desnuda y sometida en cuerpo y alma a la voluntad de su
libertador, el príncipe a la Corona de un reino desconocido para ella, quien
argumenta que por haberla liberado de ese sueño maldito a ella y a su reino
ahora le pertenece para prestar vasallaje (En la sociedad medieval, vínculo de
dependencia y fidelidad que una persona establece con su señor.) en su reino,
ahora el príncipe por ser su dueño por tiempo indefinido, le ordena que de
ahora en adelante toda actividad la tendrá que hacer sin prenda alguna; lo cual
a la princesa le parece un castigo.
A la llegar al reino del príncipe, la princesa
Bella descubre que no es la única que está siendo esclavizada, ya que observa a
varios príncipes en su misma situación, desnudos, pero ella logra percatar algo
peculiar en todo ello, que los demás príncipes y princesas no están sufriendo
como ella, que cada momento que pasa lo disfrutan, y ella en lo único que puede
pensar es de qué forma va a poder sobrevivir a tal humillación y que cosas
atroces le deparan.
2.- El Castigo de la Bella Durmiente
Durante todo el año, los lugareños ahorraban
cuanto podían para el día en que, por unas cuantas monedas, podían adquirir un
esclavo altivo, un príncipe elegido para servir, adiestrado y preparado para la
corte, que entonces durante todo el verano debía de obedecer a cualquier
humilde sirvienta o mozo de cuadra que pujara lo suficiente en la subasta
pública. El jefe de patrulla no podía evitar anticiparse al final del verano e
imaginar a estos mismos jóvenes ahora quejosos y forcejeantes, en el momento de
ser devueltos, tas concienzudos castigos, con las cabezas inclinadas y las
bocas calladas, en la más completa sumisión.
3.- La Liberación De La Bella Durmiente
En cuanto abrí los ojos supe que nos
acercábamos a tierra. Así que el viaje está llegando a su fin, pensé.
Finalmente sabremos lo que nos depara esta nueva cautividad en la que estamos
destinados a ser inferiores e incluso más abyectos que antes. Experimenté
miedo, pero también cierto alivio. A pesar de los temores y conflictos que nos
embargaban, no éramos los mismos seres ruborizados y avergonzados de otros
tiempos. Nadábamos, cada uno a su propio ritmo, en la corriente turbadora del
tormento erótico..
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
dejanos saber lo que piensas